reducido a una hora
Rocío P. Benavente
28/12/2013 (06:00) EL CONFIDENCIAL.COM.
Convertir algas y otros residuos orgánicos en petróleo es un proceso que, de forma natural,
necesita miles de años para completarse. Pero nuestro uso de combustibles fósiles se ha
intensificado en el último siglo y medio y nos estamos quedando secos. Y no contamos con
miles de años para conseguir más.
Un equipo del Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), perteneciente al Departamento
de Energía de Estados Unidos, parece haber dado con la clave para acortar significativamente
el tiempo necesario para llevar a cabo esa transformación: han conseguido hacerlo en una
hora y además han reducido notablemente los costes que conllevan este tipo de técnicas.
En su laboratorio, el equipo liderado por el químico Douglas Elliot ha empleado un reactor
químico en el que introducen una especie de puré de algas mezcladas con agua, que someten
a niveles de temperatura y presión muy altas. El resultado obtenido es una mezcla de crudo,
agua y otros materiales residuales. Uno de esos materiales, el fósforo, puede ser reutilizado
para cultivar más algas, comenzando de nuevo el ciclo.
“Es como utilizar una olla a presión, solo que la presión y la temperatura que alcanzamos son
mucho más altas”, explica Elliot. “En cierto modo, lo que hacemos es reproducir el proceso que
ocurrió en la Tierra por el que las algas se convirtieron en petróleo durante el curso de millones
de años. Solamente lo estamos haciendo mucho más rápido”.
Un proceso más rápido y más barato
Esta no es la primera vez que se logra convertir algas en petróleo, pero como decimos es la
vez que se ha logrado de forma más rápida. La optimización de los costes, unida a la
velocidad, podría hacer esta técnica apta para llevarse a cabo a nivel industrial.
El principal ahorro tanto de tiempo como económico que ha conseguido el equipo del PNNL
es llevar a cabo el proceso con algas húmedas. La mayor parte de los experimentos en este
sentido se realizan con algas secas, algo que requiere mucha energía, lo que aumenta el
coste. El preparado a partir del que trabajan los investigadores del PNNL puede ser agua
hasta en un 90%.
Ese preparado se somete a una temperatura de unos 350 grados y unos 210 kilogramos por
centímetro cuadrado de presión, combinando procesos como la licuefacción hidrotérmica
(someter biomasa a estos niveles de presión para generar biocombustibles) y la gasificación
catalítica hidrotermal, que sirve para extraer también gases combustibles.
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